Saturday, January 27, 2007

Paso atrás

Fue como pasar hacia atrás las páginas de un libro que creía haber olvidado. Su boca se llenó del sabor a polvo de los días ya vividos. Un extraño olor a ropa vieja inundó la habitación. El vértigo la invadió y una niebla gris empezó a nublarle la vista.
Sintió como sus pies se resistían a moverse pero les obligó a retroceder. Sus manos trataron de aferrarse a las paredes pero una determinación desconocida las obligó a soltarse y olvidó el motivo que la había llevado allí en primer lugar. No abrió los ojos, se dejó cautivar por aquel canto de sirenas, así era mucho más fácil.
Sonó un portazo. Fue como si alguien hubiera cerrado el libro de golpe. Pero no era un libro y no le gustó aquella sensación. Abrió los ojos bruscamente y no reconoció el lugar donde se hayaba más que por el pálido brillo de un recuerdo. El miedo empezó a penetrar, despacio, hasta convertirse en el terror más genuino. Y así echó a correr, sin mirar atrás, pues la asustaba el no poder salir. Tras muchos túneles y bifurcaciones, al fin, una tenue luz empezó a iluminar el camino. La oscuridad había vuelto a desaparecer pero... ¿por cuánto tiempo?

Saturday, January 06, 2007

Amaneceres

Ví como dibujaron sus sonrisas, como cerraron los ojos y extendieron la mano. Ví como bailaron al son de un amanecer incierto. Ví como corrían sólo para saberse vivas. Ví como luego se diluían cual tristes gotas de agua.

Y sé que más allá de todo eso, ella estará sola esta noche, como la de ayer, como todas las demás. Que echará de menos el calor del olvido. Que buscará en la oscuridad lo que nunca encontrará.

Pero no ellas. Ellas seguirán bailando y corriendo noche tras noche, día tras día. Seguirán, tal vez, buscando sin saber muy bien qué buscan. Seguirán viendo salir el sol mecidas por el sabor de sus contradicciones.

Y ella verá pasar el tiempo, esperando, contemplando esa puerta que hace tanto tiempo se cerró. Seguirá allí sentada sabiendo que llegará tarde y sin fuerzas para levantarse. Hasta que el frío se prenda en su pelo, se le escapen todas las canciones y se cierren sus ojos.

Y ellas, que saben sonreir dando la mirada exacta, nunca lo sabrán.