Tuesday, August 26, 2008

Estaciones III

Y me encontré con todos los suspiros de golpe, sin que hubiera empezado siquiera el otoño, ni siquiera había empezado el verano. Abril había resultado ser septiembre y todos esos esos meses se negaban a abandonarme. Así, me vestí de indiferencia y me dejé mecer por los sueños de cualquiera que me los quisiera ofrecer. Pero, antes o después, se difuminaba aquel humo engañoso y mis ojos sólo podían ver lo que no eran.

Y ahora que el mes de agosto se arrastra perezoso, ya no me quedan ganas de seguir escondiéndome en mi particular desierto. Así que me marcho. Escapo de este verano cargado de recuerdos y vacío de presente. Me marcho a buscar aquel septiembre cargado de incertidumbre, deseos e incredulidad. Aquel invierno en el que había descubierto la nieve, las sonrisas sin motivo y la calidez de dormirme con mi cabeza sobre su pecho.

Me voy. Harta de las sombras de este sofocante verano. Me voy a perderme entre los secretos de la estación más insospechada.

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