Otra vez he sacado del armario los recuerdos que han roido mis angustias y los he puesto a tender. Aunque ya sé que nadie va a entender por qué me dejo engañar sólo por saber si sus sueños eran dulces o salados. He echado a andar olvidando que a cada paso se me escapan las miradas que nunca supo ver.
«Voy a volver, lo prometo» gritó su sombra al girar la esquina donde duerme mi sonrisa extraviada.
«No importa, no importa» y afuera golpean los cristales de las ventanas con la lluvia de aquella tarde que nos asomamos asustados a los secretos. Y no he dejado de verla caer, pero sin rencores, sin cuidado de alejar los temores. Ya no espero nada y lo espero todo. Pero muy bajito, cuando hay mucho ruido, le susurro al mundo que todo o nada lo sigo queriendo contigo. Y luego me escondo y cierro los ojos si vienen a reclamar.
«Voy a volver, lo prometo» gritó su sombra al girar la esquina donde duerme mi sonrisa extraviada.
«No importa, no importa» y afuera golpean los cristales de las ventanas con la lluvia de aquella tarde que nos asomamos asustados a los secretos. Y no he dejado de verla caer, pero sin rencores, sin cuidado de alejar los temores. Ya no espero nada y lo espero todo. Pero muy bajito, cuando hay mucho ruido, le susurro al mundo que todo o nada lo sigo queriendo contigo. Y luego me escondo y cierro los ojos si vienen a reclamar.
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